...me involucro en un mundo de miradas extraviadas, fijas en puntos muertos en medio del espacio q se comparte en el vagón del metro, fijas en algún libro, un gadtget nuevo, un celular o surcando el mar de internet, otros eliminan la pista del audio ambiental, para subir el volumen a la música que se inyectan directamente. Son como seres inertes, marcados dentro de una rutina, dentro del disfrute de pocos segundos en si mismos, no hay necesidad de conocer a nadie y si las miradas se cruzan mejor desviarlas hacia la nada que siempre esta alli, compañeros de viaje en un vagón de metro cual distribuidor de ganado, va dejando reses en cada parada.
No falta alguna que te alegra la mirada, guapa, deseable y coqueta, pero no es momento, hay que llegar, el destino espera, estas obligado a estar allí, el trabajo dignifica, el dinero es necesario (así dicen...), pero paradojicamente ¿el cambiar de ruta no es sinónimo d seguir viviendo?, ¿porque tener que llegar a la misma y siempre a la misma hora?, es q la burbuja no da cabida al cambio repentino, estamos dentro de ella pero pocos tratamos de ver las cosas desde fuera. El propósito de vivir no será el dejarse llevar y seguir el parámetro, el fin será haber compartido el mundo y disfrutado de el, mezclando sonrisas, miradas y tiempo con los que habitan en el, la burbuja nos convierte a veces en la sociedad del silencio, en la sociedad de la soledad.
